Encontrar centros que ofrezcan servicios educativo y terapéuticos integrados asequibles, que brinden atención a niños con necesidades especiales, es todo un reto en República Dominicana.
Se trata de una situación que ha salido a relucir tras el cierre, por no contar con las debidas habilitaciones y licencias para brindar servicios del centro Kogland, que preocupa a al menos 27 padres con hijos con condiciones de discapacidad del desarrollo que recibían atenciones allí.
Es el caso de Sofía Reynoso, madre de un niño de 11 años con trastornos del espectro autista (TEA) que llevaba un año y tres meses asistiendo al centro ubicado en Gascue. Aunque el menor recibe terapias de aprendizaje en el Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID), asegura que no es suficiente, porque la modalidad es por ciclos. Esto quiere decir que, aunque los niños sigan necesitando las terapias del habla o conductual, una vez completado, deben salir para darle oportunidad a otros niños.
«Existen terapias que probablemente tendrán que tenerla por un tiempo indeterminado de su vida. Así que es difícil continuar», explica Reynoso. Además, su hijo pronto cumplirá 12 años, edad máxima para recibir atención en el CAID.
En estos momentos, el niño recibe terapia conductual, logopeda y comunicación alternativa adicional para hacer frente a las necesidades de la etapa en la que se encuentra. «Todas van desde RD$1,500 la hora hasta RD$3,500, más el centro», sostiene la madre.
Dificultades para encontrar otro centro
Si bien es cierto que en el país hay lugares con la capacidad de atender a niños con necesidades especiales, ella refiere que la mayoría son muy costosos o no ofrecen servicios terapéuticos y educativos integrados. Es una queja a la que se suma Niwrka Tejeda, también madre de un niño con autismo que recibía atención en Kogland.
«Hemos buscado centros en casi todo el Distrito Nacional», indica. «En los que tuvimos oportunidad de tener un cupo estaban muy distantes y no eran centros de educación psicopedagógica». Esto supone que primero deben llevar a sus hijos al colegio y luego buscarlos para llevarlos a terapia. Aparte del doble gasto, también implica costo de traslado.
Sin embargo, aún para quienes disponen del dinero, no es sencillo encontrar centros para sus pequeños. Debido a los pocos disponibles y la alta demanda, los padres deben esperar hasta tres años para recibir respuestas favorables de muchos de ellos, según explica Dayana Gil, otra madre.
La situación que viven a la espera de hallar lugar donde sus hijos puedan recibir la atención que requieren es desesperante. Esto, tomando en cuenta que, para un niño con necesidades especiales atrasarse con sus terapias trae consigo trastornos del sueño, ansiedad, agresividad e incluso que olviden lo aprendido hasta el momento.
«En mi caso ya mi hijo en estas semanas me ha descompuesto dos paredes. Le está quitando el papel tapiz por el exceso de tiempo en casa y manejo de estrés y ansiedad. Nos está dando golpes a su padre y a mí, cosa que antes no hacía», confiesa Gil, cuyo hijo tiene cinco años y fue diagnosticado con autismo grado 1 modelado leve.
Solicitan apertura de sucursal del Ciadif
Estas tres madres forman parte de un grupo de 27 padres que, a través de una misiva, solicitan más centros de apertura de una sucursal del Centro Integral de Atención al Desarrollo Infanto-juvenil y familiar (Ciadif) en Gascue para que sus hijos puedan seguir recibiendo las atenciones que necesitan.
«Hemos realizado un barrido por muchas instituciones y Ciadif, por su trayectoria y calidad, es la institución que entendemos puede ayudarnos volver a creer y a darle a nuestros hijos seguridad», reza el comunicado enviado este fin de semana a la entidad, de la que esperan respuesta.
Actualmente, el Ciadif cuenta con cuatro sucursales ubicadas en la calle Julio César Martínez número 51, Alma Rosa Primera; calle Dr. Octavio Mejía Ricart número 210, Alma Rosa; Calle Segmento número 2A, Urbanización Fernández, Distrito Nacional y Calle 2da número 4, Urbanización La Esperanza, San Isidro.
En julio abrirán dos nuevas sucursales, una en Villa Mella, en la urbanización Máximo Gómez, y otra en Santiago, próximo al monumento.